
Cabreate. Protesta. Grita. Echa a correr. Puedes huir, pero no esconderte de la verdad. No eres especial ni lo serás nunca. Eres exactamente igual que tus amigos, tus compañeros, tus vecinos. Los que salen por la tele. La gente con la que te cruzas por la calle. Así que cállate y deja de pensar en los demás. En marcar la diferencia y destacar entre la multitud. Porque por muy raro, excéntrico o extravagante que te creas, no has inventado nada nuevo. Y ni falta que hace.
Haz lo que te de la gana. Como te de la gana. Cuando te de la gana. Sabes que no estás solo. Que no eres el único. Pasa de todo y déjate llevar. Ten la cabeza bien alta y sigue tu camino. Simplemente se tu mismo. Porque la vida es demasiado corta para competir con los demás. Y al final todos vamos a llegar al mismo sitio.