lunes, 22 de septiembre de 2008

Hay raras ocasiones...

...En las que al acabar la jornada laboral me siento pleno, satisfecho, incluso ligeramente orgulloso por tener un oficio y pertenecer a una empresa.
Por fortuna cuando suena el despertador a las 7:54 de la mañana siguiente entro en razón y vuelvo a cagarme en mi trabajo, en mi empresa, en el capitalismo y en la puta que los parió a todos.