viernes, 22 de junio de 2007

Pulsos

Un agujero negro es un cuerpo celeste con un campo gravitorio tan fuerte que nada puede escapar de su proximidad: lo absorbe todo, siempre y cuando lo que se acerque –luz, radiación electromagnética, masa- no sobrepase el llamado horizonte de sucesos, esa región donde la atracción alcanza tal intensidad que ya no hay vuelta atrás. Absorben todo tipo de energía, cualquier tendencia que merezca ser atraída, y lo condensan en un espacio de densidad infinita. Merman esfuerzos, dilapidan resultados y aprovechan el resto.

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